NILMA, PASADO Y FUTURO DE INNOVACIONES
A veces, la historia de una empresa demuestra que la motivación de todo lo que ha creado, de su desarrollo y su evolución, no era el simple beneficio económico, sino el saber que sus ideas y sus productos —fruto de muchos esfuerzos y grandes riesgos— podían contribuir al progreso.
Es el caso de la historia de Nilma.
Pietro Nobili, su fundador —dotado de pocos recursos económicos pero armado de gran valor—, en 1956 decidió dejar un puesto de trabajo seguro para entregarse a su idea de crear una empresa que, basándose en su considerable experiencia, aportara nuevas soluciones al ámbito de la industria alimentaria. Así nacieron las primeras instalaciones de elaboración de verduras, leche, tomate y sus derivados. Eran tiempos de posguerra, y esas instalaciones tenían que responder a las exigencias alimentarias de una población que había conocido grandes estrecheces y ahora se adentraba en una nueva época de auge económico. Pietro Nobili amaba sus productos y, sobre todo, el material con el que los realizaba, el acero inoxidable. Un metal inalterable con el paso del tiempo, eterno. Tal como debían ser sus máquinas. Esa es la razón por la que aún hoy, por tradición, los equipos y las instalaciones de Nilma se siguen realizando íntegramente en acero inoxidable de primera calidad y gran espesor.
Pietro afirmaba que siempre hay que mirar hacia delante: prestaba atención a las necesidades de sus clientes y creaba soluciones que aún no existían en el mercado. Por eso, en 1960 abrió una segunda división productiva dedicada a los «equipos especiales para grandes cocinas». Para él, los términos «equipos especiales» tenían un sentido particular: quería decir que aún no estaban presentes en el mercado y que eran distintos de los equipos (los tradicionales) que fabricaban los demás. Le resultó de lo más sencillo aplicar los conceptos conocidos de la industria alimentaria a las grandes cocinas, es decir, la calidad, la productividad, la fiabilidad y, sobre todo, el ahorro de mano de obra. De esta forma, también se mejoraba la calidad del trabajo, ya que se evitaban ciertas labores manuales cansinas y repetitivas. Estos conceptos se sintetizaban en sus creaciones: desde los lavaverduras hasta las centrifugadoras, desde las peladoras hasta los cocedores de pasta automáticos, desde las sartenes basculantes y las marmitas con mezclador hasta los hornos mixtos o de convección, y muchos otros aparatos de éxito.
Este progreso llevó a Nilma a crear el primer lavaverduras del mundo para colectividades en 1962, el primer horno de convección italiano en 1967, las primeras marmitas y sartenes basculantes con mezclador en 1997 y el primer software interactivo de gestión de recetas y APPCC para equipos de cocción en el año 2000. Y así hasta llegar al presente con las últimas creaciones en el campo de la refrigeración de líquidos y el abatimiento de alimentos envasados.
La historia continúa, porque el mundo de la restauración evoluciona constantemente y cambian los gustos, las costumbres, las modas. Y no solo eso: también cambian las normas de fabricación en lo relativo a la higiene, la seguridad y los materiales. Por eso, Nilma obtuvo la certificación ISO 9001 en 1997 y, además de fabricar sus productos con marcado CE, desde 1987 cuenta con las marcas NSF y UL. Gracias a esta conformidad con las normas y las marcas internacionales, Nilma puede exportar sus productos a más de 60 países y cuenta con referencias internacionales de las más importantes líneas aéreas y de crucero, empresas automovilísticas, intercambiadores de aeropuertos, renombrados centros de investigación hospitalarios, industrias agroalimentarias, cadenas de supermercados y multinacionales de restauración.
En la actualidad, la familia Nobili (única accionista de Nilma) persigue esta misión y estos objetivos con el mismo entusiasmo que su fundador, sabedora de que es la única forma de garantizar un futuro de éxito y de progreso.
UNA ELECCIÓN CONSCIENTE, ¡UNA ELECCIÓN VERDE!
Nilma, siempre muy orientada al respeto del medioambiente, ha instalado, encima de su fabricado de producción, una planta fotovoltaica capaz de producir una potencia de 180 kWp, por medio de 474 paneles solares.
La producción energética anual es de 214.762 kWh. Una planta de energía limpia que alimenta totalmente las líneas productivas de la empresa, el sistema de calefacción y algunos vehículos. La porción excedente de energía eléctrica producida está cargada en la red para la colectividad. La planta evita la emisión anual en el medioambiente de 110 toneladas de CO2 y 310 kg de dióxido de azufre, monóxido de nitrógeno y material particulado. La planta ha sido realizada con la contribución de la Región Emilia-Romagna. En particular ha sido cofinanciada por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional, en el marco del programa POR-FEDER 2014-2020.
La Dirección General, sensible a los aspectos éticos y medioambientales, se ha puesto el objetivo de duplicar, en los próximos años, las inversiones por ulteriores necesidades energético-productivas. Pero la visión “verde” de la empresa no se limita al aspecto energético: para las pruebas de las máquinas se utiliza agua pluvial recuperada en específicos tanques de estocaje. Un ahorro adicional de un bien siempre más precioso para el medioambiente.
CERTIFICACIÓN
Empresa con Sistema de Gestión de la Calidad certificado UNI EN ISO 9001.